viernes, 3 de febrero de 2017

El fin del castrismo y La Zona Especial de Desarrollo Mariel


El fracaso de Raúl Castro en su afán de pasar del castro comunismo al castro capitalismo es de tal magnitud que será recordado como el verdadero principio del fin de ese régimen.

La economía cubana, hundida entre la corrupción y las conocidas contradicciones del comunismo, ponían en peligro a la dictadura castrista. Por esta razón en 2010 Raúl Castro reconoció públicamente: "O rectificamos o ya se acaba el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos y hundiremos (...) el esfuerzo de generaciones enteras". 

Ante ese panorama su decisión fue la de aliarse con el capitalismo para poder mantener la dictadura en el poder. ¿Cómo? 

La salvación comenzaba con el proyecto conocido como La Zona Especial de Desarrollo Mariel.  El pequeño grupo que rodeaba al dictador fantaseó con la idea de que con una inversión extranjera de aproximadamente 2000 millones de dólares anuales podrían imitar a China y a Vietnam, atraer al capital extranjero para frenar el desastre al que se refería a Raúl cuando hablaba del abismo. 

El castrismo pondría la mano de obra barata calificada y la disciplina de una dictadura. Brasil pondría la inversión y su tecnología para producir etanol que se exportaría a los Estados Unidos. Los capitalistas de otros países, el dinero y la experiencia. Y los Estados Unidos, su voraz mercado consumidor. 

Pensar en exportar a otro mercado que no fuera el de Estados Unidos habría sido un disparate. Mariel, a corta distancia de la costa este estadounidense, sería el paraíso de los capitalistas. La condición necesaria para que las esperanzas de todos ellos se materializaran era el levantamiento del embargo estadounidense que, parece no haber sido considerado un obstáculo muy difícil de alcanzar. En algún momento esto se negoció con el gobierno del ex-presidente Barack Obama, quien dio los primeros pasos en esa dirección. Su segura sucesora, Hillary Clinton, levantaría el embargo una vez ganada la presidencia. 

Nadie pudo imaginar en la Cuba de Raúl, en el Brasil de Lula y de Dilma, y en la Casa Blanca de Obama, que en lugar de la señora Clinton llegaría a la presidencia Donald Trump y que en su discurso inaugural prometería:  “America First” y acto seguido amenazaría las empresas estadounidenses y extranjeras de que si no producían en los Estados Unidos les pondría un impuesto elevado a lo que importaran de otros países. 

Cuba no fabrica automóviles como Toyota o BMW, pero la política del nuevo presidente va más allá. Para Trump los Estados Unidos tiene amigos y enemigos, y el régimen castrista es un enemigo.  Lo ha denunciado en términos duros advirtiendo que si no hay mejoras para el pueblo cubano él dejará sin efecto la política de acercamiento y concesiones de su predecesor, el ex-presidente Obama. 

La nueva política no se hizo esperar. Ante la importación de 40 toneladas de carbón de Cuba, Rick Scott, el gobernador del Estado de la Florida y un cercano aliado del presidente Trump , advirtió a los puertos de la Florida que perderán ayuda estatal si firman tratados con el gobierno castrista. Si antes de la presidencia de Trump las inversiones extranjeras en La Zona Especial de Desarrollo Mariel y en Cuba estaban muy por debajo de las expectativas de la dictadura, de ahora en adelante la situación se agravará. 

En pocas palabras: el fracaso de la estrategia de supervivencia de Raúl Castro es una catástrofe. No han logrado los dos mil millones de dólares anuales de inversión extranjera, ni los lograrán.  La Zona Especial de Desarrollo Mariel es un cementerio donde están sepultados los sueños del castrismo y más de mil millones de dólares brasileños. El castrismo apostó en forma poco inteligente y perdió. 

La dictadura no podrá recuperarse. Ni Irán, ni Rusia, ni la Unión Europea, ni el chavismo, ni los presidentes cómplices de Latinoamérica pueden salvarla. Los cubanos que, fuera y dentro de Cuba, se lamentan de que el pueblo tiene miedo deben despertar de su derrotismo y apoyar como puedan y como quieran a los que luchan con fe y con dignidad por una libertad que es irreversible.


Por Huber Matos Garsault


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2 comments:

Unknown dijo...

Excelente anàlisis

4 de febrero de 2017, 13:48
Anónimo dijo...

Tremendo reportaje. Felicitaciones. A ver si lis dormidos acaban de despertar...espero ver pronto otros escritos tuyos.. excelente.

6 de febrero de 2017, 6:01

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